Ojalá los profesionales de la evaluación no volvamos nunca a "la normalidad"
Editorial
11 de mayo de 2020
El mundo entero está sufriendo los terribles impactos de la Covid-19 y, a la vez, deseando recuperar "la normalidad" de antes.
Sin embargo, en el caso de los profesionales de la evaluación, sería estupendo no volver a "la normalidad" anterior.
Porque lo normal era poder evaluar poco.
Lo normal era tener que evaluar de manera precaria y con escasos recursos.
Lo normal era que los responsables políticos utilizasen poco los resultados de la evaluación.
Lo normal era que los gobiernos y administraciones públicas guardaran los informes de evaluación en un cajón y no los publicaran ni dieran difusión.
Lo normal era poder evaluar pocas políticas (cooperación al desarrollo, algunas políticas sociales y poco más). Nada de poder evaluar la política energética, ni la política fiscal, ni la política de defensa, ni otras muchas.
Lo normal era que grandes multinacionales y consultoras, sin equipos especializados en evaluación, ganaran los concursos de evaluación, vía precio, haciendo evaluaciones de poca calidad.
Lo normal, en línea con lo anterior, era que las administraciones públicas en general no contaran con profesionales de la evaluación debidamente capacitados y especializados en metodologías de evaluación; y, además, suficientemente comprometidos, desde una ética y código deontológico, con el territorio y sus gentes.
Lo normal era que los profesionales de la evaluación tuvieran que contar con un empleo adicional al ejercicio de la evaluación para poder vivir.
Lo normal era una escasa cultura e institucionalización de la evaluación en nuestros países.
Todo eso era lo normal.
Ojalá los profesionales de la evaluación no volvamos nunca a "esa normalidad". Sería una magnífica noticia.